Psicosis, Génesis del terror cinematográfico

  • Título original: Psycho
  • Año de estreno: 1960
  • Duración: 109 minutos
  • Director: Alfred Hitchcock
  • Guion: Joseph Stefano, basado en la novela de Robert Bloch
  • Actores y actrices principales: Anthony Perkins (Norman Bates), Janet Leigh (Marion Crane), Vera Miles (Lila Crane), John Gavin (Sam Loomis), Martin Balsam (Detective Arbogast)
  • Música: Bernard Herrmann
  • Distribución: Paramount Pictures

En 1960, el mundo experimentó una transformación, en algunos casos traumática, con el estreno de una de las películas más emblemáticas del famoso director británico del que por aquel entonces, ya eran bien conocidas sus excentricidades tanto en Hollywood, como por el público que seguía su famoso show de televisión Alfred Hitchcock presenta.

Con una narrativa innovadora y una dirección audaz, Hitchcock sumergió al público en un abismo psicológico complejo todavía perdurable. La historia gira en torno a Marion Crane, interpretada por Janet Leigh, quien, después de robar una gran suma de dinero, se refugia en un apartado motel regentado por el enigmático Norman Bates, un hombre solitario y en apariencia amable que parece sometido por los caprichos de una despótica madre.

Además de su planteamiento narrativo, lo que produjo un enorme shock en la audiencia del momento, fue una de las escenas más icónicas de la historia del cine: el brutal crimen de Marion Crane mientras toma una inocente ducha.

La famosa escena que dura alrededor de tres minutos se convirtió en un referente del cine de terror y traumatizó no solo a los espectadores de la época, sino también a la propia Janet Leigh, que incluso llegó a recibir amenazas de muerte después de estrenarse la película. Rodada en siete días y con 70 ángulos de cámara diferentes, es sin duda una clase magistral de montaje cinematográfico y uso del sonido, sobre todo musical. Aunque se dice que Hitchcock utilizó jarabe de chocolate para simular la sangre, la genialidad de la escena reside en los cortes rápidos y la música estridente que Bernard Herrmann, compuso para elevar la tensión a niveles insostenibles.

CURIOSIDADES:

Con un presupuesto relativamente modesto de 800,000 dólares, Hitchcock decidió rodar la película en blanco y negro para reducir costes y evitar que la sangre resultara demasiado gráfica para una audiencia nada acostumbrada al terror explícito en pantalla. La Paramount, no demasiado convencida de que la película fuera un éxito, presionó a Hitchcock para que renunciara a su salario de 250.000 dólares a cambio del 60% de la taquilla. El resultado fue que el gran éxito de Psicosis, le hizo ganar a Hitch más de 15 millones de dólares.

Alfred Hitchcock compró todos los ejemplares posibles de la novela de Robert Bloch (en la cual estaba basada la película) para que nadie supiera el giro final de la historia.

Anthony Perkins y Janet Leigh fueron elecciones perfectas para sus respectivas interpretaciones, pero no sin controversia. Leigh era una estrella consolidada en el establishment, mientras que Perkins aportó una vulnerabilidad inquietante a Norman Bates, convirtiéndolo en el primer asesino en serie de la historia del cine.

Bernard Herrmann, quien compuso la escalofriante banda sonora, fue un colaborador esencial para el éxito de la película. Curiosamente, Hitchcock no quería música para la escena de la ducha, pero Herrmann lo convenció de lo contrario.

Psicosis no solo cambió el género de terror, sino que también transformó la narrativa cinematográfica. Introduciendo el concepto de asesinar a la protagonista a mitad de la película, con lo que consiguió un movimiento audaz que rompió con las convenciones narrativas de la época.

Janet Leigh recibió una nominación al Oscar por su papel, y aunque su carrera continuó prosperando, siempre sería recordada por esa actuación icónica. Anthony Perkins, por otro lado, quedó indisolublemente ligado al personaje de Norman Bates, lo que, si bien consolidó su fama, también encasilló su carrera. Como en el caso de Janet Leigh, Perkins tuvo que lidiar con algunos tarados con los que se cruzaba, que no conseguían distinguir al actor de su personaje.

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